miércoles, 19 de agosto de 2009

Mensaje


Por fin la noche se torna azulada y perversa, hace algunos meses, más que inspirarme me anunciaba una muerte inesperada.

Hoy quiero dedicarte un canto a la lujuria, quiero hundirme (una vez más) en las comisuras de tu cuerpo, descansar sobre tu pecho, y luego liberar totalmente las palabras que contuve durante la fusión de estrellas y estratos que sostuvimos sobre esa aspera superficie, y recordando la entrevista de tu piel a mis pupilas, cantar la misma canción en el mismo recorrido.

.

Mi ritmo verbal

.

¿Por qué?, Es la pregunta por excelencia,
la que expresa la auténtica razón.
Me he sentido miserable todo el día, ¿por qué?...

Estoy desesperada, tengo sueño,
tengo el espíritu rendido de tanto invocarte,
de tanto esperar las madrugadas dulces
que se acompanan de esos cantos
nocturnos que no soporto más.

La incapacidad de esconderte,
hace que urgue mis sabanas y mis almohadas
en busca de el último aliento que soplaste en mi cama,
que recite en voz alta a esa luna reservada y lejana,
lo mucho que me haces falta.

Y no es que intente rimas o versos bien estructurados,
es mi ritmo verbal el que te reclama,
y me pide una razón de ser...

Hasta hoy, desde hace muchos días
no habia vuelto a etiquetar con
profunda desolación y hermosura
la caida del Sol, sin embargo siempre
fue una justificación para llorar

Dame, toma, no procures, simplemente existe...
A mi irreversible manera de amarte
tus deseos de brincarme y dejarme atrás.
Este humo que nos ciega, nos deja más que
un apasionado encuentro, y menos que la
terrible verdad.

"Para que nada nos separe, que nada nos una"

.